Archivos para julio 27, 2010

Niels Pete Molväer. El primer disco que conocí de él me entusiasmó. Era sonido ECM. Era portada ECM. Era aquello que siempre me ocurría con los discos producidos por Manfred Eicher: desataban un torrente de relatos en mi interior. Lástima que sea torpe con las palabras. Creo que de algunos de esos discos habría podido extraer esa historia que siempre he querido escribir.

ECM representa un momento de mi biografía musical. ¿Qué año fue? ¿1977? Busco la fecha de edición del disco Arbour Zena, de Keith Jarrett. 1975. Pero tal vez yo lo conocí en el 76 o en el 77. Desde entonces, sabes, el sonido más bello después del silencio ha alfombrado muchas de mis horas. Es cierto, también ha habido decepciones. Y dónde no las hay. Por cierto, ¿sabes que ECM son las siglas de Experiencias Cercanas a la Muerte en inglés?. Demonios. Eicher. Officium tenebrae

Niels Peter Molvaer. Llego a él con Khmer. Sorprendo a unos profesores noruegos que visitaban el instituto donde yo me encontraba. Estoy en clase de Comunicación Audiovisual. Me los meten en el aula. Les estoy mostrando a los alumnos cómo jugar a hacer montajes sonoros. Curioso: les cuesta, les cuesta mucho; escuchan música, ven imágenes, consumen audiovisuales, pero les cuesta ponerse a investir de sonidos un relato visual para crear un relato audiovisual, más complejo que el puramente visual (ya dicen que el cine nunca ha sido sin sonido, mudo sí, pero sin sonido no). En un momento dado, y no por los noruegos sino porque así lo tenía preparado, construyo un pequeño montaje con música de Molvaer. Recuerdo la cara de extrañeza de esos profesores. ¿Conoces músicos noruegos?. Bueno, sí. Supongo que estamos en el sur del norte, pero a pesar de eso conocemos muchas cosas.

Y ahora el sonido de una presencia. Me recuerda en algo a esa foto de uTk. La que ves arriba. Molvaer: La trompeta de Molvaer es evanescente. Lo que construye es nube. Una vez más lo frío, lo nocturnal, resulta cálido. Escucho Presence. Y estás ahí. En un recodo dibujado en el laberinto por esa trompeta. Me resulta agradable. No diré que no sienta un pinchazo de dolor porque toda ausencia cuando es presencia duele y gusta. No se puede escapar de ella. Y ahí me quedo, con un dolor de oídos y el rumor del mar. ECM. ¿Experiencias cercanas a la muerte? Ufff.

LA BANDA SONORA DEL POST ANTERIOR

Publicado: julio 27, 2010 en MUSICAL BOX
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Es una lástima. Se escucha bastante mal; pero aparte de que es una canción que escucho muchas veces (entre otras cosas porque el texto de Gil de Biedma me parece preciso, muy preciso), creo que hoy puede ser la canción del día. Entre otras cosas porque si antes iba de desencanto, ahora hay que decir que podemos estar desesperados, desencantados, pero con elegancia.

No voy a escribir más sobre la canciòn. El texto de Biedma y la voz de Loquillos son más que suficientes. Además creo que este blog pasará al libro ése de records tontos por ser el menos visitado de todos los tiempos. Y hoy, que veo que hay cero visitas, la verdad es que no me apetece hablar solo.

Pessoa escribió un hermoso, intenso y duro libro titulado “El libro del desasosiego”. Ahora, llegados a este punto del siglo XXI, el siglo que debía haber sido el escenario de los sueños después de la larga pesadilla del XX y que, por el contrario, está siendo la confirmación de la hegemonía de la pesadilla, alguien debería escribir El libro del desencanto.

Desencanto. Recuerdo la dura película de Chávarri que si no has visto debieras ver.

Desencanto. Puede que fuera hacia finales de los años 80 del siglo pasado cuando algunas voces empezaron a hablar del desencanto que empezaba a asomar en la población española de la Transición. No sé. Tal vez fuera así; pero el devenir de las cosas no indica que de verdad la población española se haya sumido en el desencanto. Más bien se, nos, hemos acomodado al signo de los tiempos: vive y no mires hacia ningún lado; la salvación pasa por ser uno el primero en salvarse; todo el poder para los gadgets; la alegría de vivir te la proporciona el Corte Inglés; el espacio público es una gran superficie comercial con aire acondicionado y guardias de seguridad.

Desencanto. Buscad los itinerarios del sentido que late en esta palabra que aúna estética y ética.

Y es cierto, tal vez yo esté ahora mismo instalado en el desencanto, a pesar de los gadgets y de la vida cómoda. Podría escribir sobre esto, pero hoy me siento torpe, muy torpe. Hago sonar Los olvidados. Loquillo. “Ahora que las palabras carecen de valor. Y ese frío desencanto sustituye a la pasión.” Y recuerdo el comienzo de la novela de la que ayer te hablaba, Soleá, de Jean Claude Izzo. Allí donde se habla de Bruno, un tipo del 68 que vivía al ritmo de uno de los lemas más hermosos que se hayan pronunciado nunca:

“Corre, camarada, el viejo mundo te persigue”

Yo nunca vi los muros de París hablando, gritando, exigiendo. Y tú, por ejemplo, tenías aún que esperar 10 años para nacer.

Alain Resnais filmó una dulce y triste (al menos así la recuerdo, pero ya sabes, el cristal de hoy tiñe las imágenes de la memoria) película. “Jonás que cumplirá 25 años en el año 2000”. Qué será hoy de Jonás, con sus treinta años.

Vuelvo a Izzo que nos dice que Bruno “había corrido en todas las direcciones, en mayo, en junio, sólo por no verse atrapado en la felicidad del viejo mundo, los sueños del viejo mundo, la moral del viejo mundo. La estupidez y el asco del viejo mundo”. Y muy pronto, muy pronto, Bruno llegó a esa certeza que es la mía ahora:

“Bruno supo que no había corrido lo suficientemente rápido. El viejo mundo les había cogido”

Y sí. Yo tampoco he corrido lo suficientemente rápido. Es más, creo que ni he corrido. Puro simulacro. Miro el periódico. Paseo por la calle. Escucho las conversaciones en las terrazas, en los bares, en la sala de profesores, en las juntas de evaluación… Y no, no he corrido lo suficientemente rápido. ¿Qué hacer ahora? Cualquier cosa menos lamerse las heridas. Eso lo tengo muy claro.

Y sí, tal vez De Luca tenía razón al decirle a Fabio Montale: “Sí, yo creo que nos pasamos el tiempo perdidos y cuando nos volvemos a encontrar ya es demasiado tarde”.

Hoy las arrugas son cicatrices. El pelo cano que va ganando terreno, un paisaje helado. La mirada, un telescopio roto.

El desencanto.

Puede que este blog se interrumpa por unos días. Ciertos problemas con mi maquinaria interna.